El hombre, como nunca antes, se enfrenta al problema más grave y triste de la Historia; la contaminación.
El más grave; porque las revoluciones y las guerras pasadas, además de involucrar sólo lugares concretos y pueblos concretos, las víctimas y los que ofrendaron sus vidas, tuvieron al menos la esperanza de que aquel mal, fuera el medio y posibilidad de un mañana mejor para sus hijos y para los que habrían de venir, pero ahora, de continuar el acelerado deterioro de nuestra atmósfera y medio ambiente en general, a quienes les toque morir víctimas de ésto, ya no podrán tener ni siquiera aquella esperanza ; pues tal cosa sería el fin de la especie.
El más triste; porque otras grandes amenazas como las epidemias del pasado, el sida o el coronavirus en la actualidad, nunca ha estado en su momento la solución en nuestras manos, en cambio, la contaminación sí lo está, la cual se deja sentir en los últimos cien años y agigantada actualmente, es causada eminentemente por las grandes industrias creadoras de los sintéticos, tóxicos y radioactivos procesados, etc. (Las primeras civilizaciones se formaron aproximadamente hace 10,000 años y nunca antes, a pesar de satisfacer todas sus necesidades y formas variadas de subsistencia, nadie se habría imaginado que un día el ambiente llegaría a estar envenenado, hasta el nacimiento de dichas industrias).
SÍ ES POSIBLE FRENARLA.
Estudiando la creación de otros medios no nocivos y utilizando y desarrollando las formas alternas de energía ya conocidas; energía solar, electricidad, vapor y aún los medios motrices naturales, aunque ésto afecte los intereses de los grandes capitales en el mundo (en manos de unos cuantos) dueños de las industrias contaminadoras.
Es tiempo de que la humanidad tome conciencia, que como hermanos mayores de las especies, al ser inteligentes, somos custodios del medio ambiente y por lo tanto se ejerza el derecho de expropiar primero y desmantelar después aquellas industrias productoras del daño, para garantizar así la preservación propia y la de la vida toda.
Toca pues a los estados de todo el mundo, cuyos gobiernos, en derecho están sobre esos capitales antes mencionados, llevar a cabo la solución; pues poseen la autoridad legítima para legislar en favor del bien común, que en este caso, es universal.
En consecuencia, es necesaria la creación de un organismo mundial (no sólo altruista) semejante a la O.N.U., exprofesamente dedicado a la protección del medio ambiente, con derecho rector y sancionador en este campo, del cual participen todos los gobiernos del mundo y así se suprima en un principio a los grandes contaminadores y paulatinamente oriente el desarrollo hacia las vías alternas ya mencionadas, claro que ésto implica un altísimo costo organizativo y económico, pero siempre inferior al valor de la vida.
Sabemos por la razón, que nos distingue de los animales, que aquello que daña lo natural, bajo cualquier aspecto; es malo. Reconozcamos, que dada la situación actual, estamos en el camino equivocado.
VERSIÓN.
Es verdad y es necesaria, la técnica trae beneficio,
Pero no hay que desbocarla, pues se torna en sacrificio.
Porque el daño irreversible que le hacemos al ambiente,
Nos amenaza explotar como una bomba latente.
Ya no es cosa de principios o de ética formal,
Es cuestión de vida o muerte; dejar de contaminar.
Antes fueron nuestras playas, luego le siguió el smog
Y hoy ya la capa de ozono también se deterioró.
Es absurdo lo que hacemos, tan triste como un suicidio,
Pero al menos quien se mata lo decide por sí mismo.
Pero los niños y pastos, las aves y las palmeras,
Que no saben qué es la muerte, ni la quieren, ni la esperan…
Es labor de los gobiernos legislar con prontitud,
Suprimiendo lo nocivo y promoviendo la salud,
La salud del hábitat; que es la misma del humano,
Pues lo verde con su vida, se suscitan de la mano.
La lectura del Edén, se advierte; es sincera,
Dime pues ¿Con qué derecho la hemos hecho una quimera?
Recordemos la Escritura: “Ten el huerto y lo cultivas”
Nunca dijo la Palabra; te lo doy y lo aniquilas.
Toca a todos los mortales de madurez y conciencia,
El alzar fuerte la voz y exigir en consecuencia:
Clausuremos las industrias con sus gases venenosos,
Acabemos con la tala y la excavación de pozos.
Debemos el uso del auto reducir, pues el abuso es un hecho,
Sin pensar la aberración que ésto viola algún derecho,
Detengamos ese monstruo mal llamado “El Progreso”
Que si sigue cabalgando; ruin será nuestro deceso.
Es un barco a naufragar en el que estamos viviendo,
Si nos queremos salvar; es ¡YA! Porque ¡se está hundiendo!
De seguir así las cosas, muy pronto, en un corto tiempo,
El dolor y el sentimiento nos resignará a decir:
Si los grillos hoy no cantan y las aves ya no vuelan,
Ni las flores dan colores, ni la abeja runrunea,
Si el mirar cuando amanece ya no produce un encanto,
¿Cómo hablar que progresamos? ¡Si nos ha costado tanto!
Alfonso Castillo G.
Profesor de Filosofía de la Ciencia.
2 de Agosto del año 2020.
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